Michaël Bittel es el recién llegado más atípico del mercado de la alta relojería suiza, a consonancia manufacturera. Su invención registrada, bautizada por la prensa "el tiempo de mil-y-unas caras" o "el reloj camaleón", le asegura una buena década de presencia al todo primer plano de la actualidad relojera internacional: Puede declinarse según su gana y ofrecer una respuesta seductora, artística e infinitamente elegante a las necesidades de personalización de todo consumidor al acecho de excepciones y de rarezas numeradas.
Los valores heredados.
De su padre, hereda valores éticos y espirituales que le llevan a seguir estudios teológicos.
Pastor de hecho, aquel padre milita para su minoría religiosa, al punto de hacerse el portavoz de ello, hasta sobre el plano europeo, y llegar a cristalizar las esperas y las esperanzas en forma periodistica. Niño, Michaël Bittel convive pues con los grandes de este mundo.
El reinventa la rueda.
Gracias a un sistema ingenioso de laminillas multi-caras concéntricas, totalmente unidas por el momento a un eje central, el guardia-tiempos dispone de dos, tres incluso de cuatro caras, sea tantas opciones diferentes.
Por medio de una corona simple, pasamos de uno a otro, a su gusto, mientras que las agujas permanecen las indicaciones inmutables de estos decorados múltiples.
El poseedor de un " Michaël Bittel Genève" adquiere pues un reloj que combina varias caratulas,
‘’ Una primicia mundial ’’ .